Cuando
se observa el libro de Hugo de Jesús Tamayo Gómez titulado “DESDE EL SALÓN DEL
NUNCA MÁS”, tras la puerta tradicional de un pueblo antioqueño de color dorado
y con sus puertas cerradas, plasmada en la portada, se encuentran muchas almas víctimas de la guerra, de la violencia,
del dolor y de la sangre derramada injustamente por las montañas, los caminos del
municipio de Granada Antioquia y veredas aledañas, almas retratadas en
fotografías las cuales sus familiares van a visitar en el santuario donde
reposan los recuerdos y tal vez la mirada inerte de las personas que nunca
volvieron a sus hogares arrasadas por el conflicto armado que se presenta en
Colombia, “El Salón del Nunca Más”.
En
este libro se narran de manera oral y con un lenguaje totalmente auténtico y
tradicional antioqueño, las escalofriantes historias de muchos campesinos que
día a día vivieron y fueron sobrevivientes de los ataques, tomas de la
guerrilla y los paramilitares, pero sobrevivientes que aún recuerdan en su memoria
y sienten en su corazón los días de miedo eterno que se vivían en las calles y
montañas de aquel lugar (Granada) donde el frio de la muerte y el terror
inminente asechaban aquel lugar, pero estas personas que sobrevivieron tienen
historias que contar, donde en la mayoría de ellas sus familiares, vecinos,
conocidos fueron asesinados sin compasión, torturados por estos grupos armados
que golpearon fuertemente la vida de los Granadinos.
En
cuanto a las historias plasmadas en el libro, se encuentran diferentes crónicas
que como bien dice al inicio sus temáticas son de desplazamiento, desaparición
y muerte, sus títulos son bien particulares, pero son la realidad viva de una
época totalmente violenta, y son:
*Deudas
pendientes
*Tomas
a Granada
*A
correr
*En
filita, uno tras otro
*A
martillazos
*Todavía
le tengo la comida en bajo
*Delante
de mis niños, no por favor
*Nos
compraron con salchichón
*El
amigo de todos
*La
alcaldesa
*Rece
lo que sepa
*Toda
mi familia
Cada
historia, cuenta con gran detalle y autenticidad de quién la relata, un sinfín
de casos de violencia y guerra, situaciones muy dolorosas, pero que revelan las
condiciones de vida de muchos campesinos que no sólo tenían familiares
asesinados, sino que eran obligados a irse de sus fincas, desplazándose al
pueblo o a la ciudad, dejando sus cultivos y sus animales a la espera de ser también
presas de la soledad o tal vez de las armas, así como le sucedió a la familia
de Arcesio, un personaje y narrador del capítulo “A correr”, quién no solo
perdió a su hijo Nicolás, tras ser reclutado por la guerrilla, sino que junto
con su esposa Leticia no tuvieron más remedio que dejar su casa y su vida en el
campo, al ser amenazados por grupos armados de la zona que incluso también
asesinaron a su perro Guardián por lamer los platos que utilizaban para comer;
este es un fragmento de esta terrible y dolorosa historia:
“Al llegar a la plaza de Granada,
incrédulos se miraban los rostros el uno al otro. Horas más tarde la Alcaldía se encargó de
acomodarlos en un albergue, al igual que a otros cientos de campesinos. Ya en
ese sitio, la esposa observaba a una familia que pudo salir con su hijo, y
Arcesio sintió envidia al ver a un vecino que sí llegó con el perro vivo, más
cuatro gallinas y el gato”.
Es
pertinente resaltar que los contenidos de este libro no son escritos sino orales,
pues tienen la experiencia viva, narrada por el sobreviviente que sufrió y
vivió la crueldad, la guerra y el miedo que tuvo que convertirse en valentía y
fuerza tras las situaciones a las que tenía que enfrentarse en medio de las
balas cruzadas a su alrededor; así el autor se vale de entrevistas por medio de
una pequeña grabadora, recolectando los relatos de estos sobrevivientes y
posteriormente plasmarlos en las páginas de su libro conservando el lenguaje
tradicional.